lunes, 24 de agosto de 2009

Carta a Nelson Castro

Estimado Nelson :

Me atrevo a escribirte estas líneas, dado que llegué a la conclusión de que en ciertas luchas, además de los obvios y a veces legítimos intereses personales, existen otras situaciones que comprometen el bienestar de muchas personas.

Fui tomando conocimiento, de a poco, sobre tu inserción y desarrollo en el mundo del periodismo y un día me asombré, viéndote por la T.V. en un programa de Mariano Grondona. Te cuento que fue una alegría y una cuestión de RE-ENCUENTRO con una historia, que a veces recuerdo, y que hoy me parece muy lejana en comparación con las respectivas circunstancias personales actuales.

Me fui interesando sobre tus posturas con respecto a varios temas, para ir ubicándote prejuiciosamente, en mi estantería de valores y tratar de asociar tu hoy televisivo y radial con ciertos rasgos (casi como instantáneas) del pasado adolescente.

Resulta extraño, pero creo descubrir, en ciertos comentarios tuyos, una suerte de hilo conductor con aquella “otra” historia y despejo como una especie de intención de tu parte, de transmitir una “creencia” en torno a la verdad y a la justicia...

Te confieso que hoy me siento cada vez más “relativista” en relación a estos últimos conceptos, dado que lo que me rodea me hace pensar que solo existen justicias y verdades relativas a grupos y personas y que lo que gana es la ética de los mafiosos.

Quiero contarte, que el tema que me ocupa desde hace varios años es el PAMI y los temas gerontológicos en particular y te comento que no hace mucho y como producto de circunstancias totalmente fortuitas, tuve la oportunidad de “salir al aire” en un diálogo radial contigo a escasos metros de la puerta del Instituto de Jubilados, sin identificarme pero aclarándote que te conocía y sabía de tu hombría de bien, procurando “pasar” alguna información e intentando desmalezar el problemático y sobreinteresado campo del PAMI.

En esa Institución trabajo desde hace 21 años y entré a ella como “pinche”, empleado de atención al público, mientras estudiaba Psicología en la U.B.A. Producto de algún empeño accedí a una Jefatura Administrativa, la que cuando me recibí decliné con el consiguiente perjuicio económico, para poder trabajar en atención directa de ancianos y luego jóvenes discapacitados, desde las Residencias Propias del PAMI (hogares de internación para crónicos), durante más de seis años.

Recuerdo de esa época, además de mi desconcierto por la falta de orientación para las tareas, las críticas ácidas de mis colegas de los Distritos-PAMI, por malgastar mi tiempo en asistencia directa a los afiliados (¿ ?).

Por esas épocas tuve el “honor” de ser querellado judicialmente, por defender a un paciente discapacitado, de los abusos de algún miembro del personal, proceso del que salí airoso y todavía más seguro de lo que venía haciendo...

En razón de lo que definí en una nota como “el vaciamiento de la función fundacional de las Residencias” solicité mi traslado a un Distrito para cumplir funciones como Psicólogo Asistente y en el año 1990, tuve la suerte de volver a ser jerarquizado, dado que me nombraron Jefe de un Equipo de Planificación e Investigación de Programas de IIIº Nivel de Atención.

Desde dicho cargo, minúsculo en la estructura, y a expensas del trabajo en conjunto con un grupo de profesionales ,de distintas disciplinas, comprometidos con los “viejos”, diseñamos un plexo de recursos alternativos a la internación geriátrica tradicional : 1) Auxiliares Gerontológicos Domiciliarios, 2) Hogar de Tránsito para emergencias sociales, 3) Hogar de Rehabilitación, 4) Centro de Día para ancianos semidependientes y 5) Alimentos sobre ruedas.

Al poco tiempo de aparecido el proyecto, dicha área y equipo fueron disueltos y así, ya en época de la Dra. Matilde Menendez, pasé a trabajar en el Area de” Salud Mental” del PAMI, donde fui amenazado con ser echado de la Institución recibíendo presiones de distintos tipos, por no haber prestado mi colaboración para un “cambio” de informes de evaluación a fin de favorecer a prestadores psiquiátricos, amigos del Poder (en el seno de una” transparente” licitación), luego conocidos televisivamente en un famoso y triste reparto de sobres.

Con antelación al episodio de los sobres ya me había presentado espontáneamente al Fiscal Quantin para declarar cuanto sabía por las irregularidades del PAMI y los consiguientes perjuicios en la atención de los jubilados, con otro conjunto de compañeros de la Institución, casi de un modo clandestino. Cabe señalar que en ese entonces los prestadores que hoy se rasgan las vestiduras por la continuidad de los servicios del PAMI no hicieron ninguna presentación por las macroanomalías que se operaban con los manejos de contratos y cápitas.

En función de las amenazas aludidas retorné al Area Social del Instituto y con la ayuda de otros colegas, vertebramos el PRIMER CURSO DE AUXILIARES GERONTOLOGICOS DOMICILIARIOS dictado por el PAMI, con reconocimiento , a través de un Convenio, de la Secretaría de Empleo y Formación Profesional del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

La actual Secretaría de Desarrollo Social comenzó en 1996 sus propios cursos (con financiamiento externo), existiendo otros cursos en el medio gerontológico, pero el de PAMI es el único que por ahora otorga un Certificado con validez oficial y nacional (con más de 300 horas teóricas y prácticas) y lo que es lo más importante procura la organización autónoma de sus egresados privilegiando el modelo de Cooperativas de Trabajo en Servicios de Salud, a través de la conformación de efectores cuyos servicios se orientan a evitar internaciones innecesarias en sanatorios, hospitales u hogares geriátricos, con ahorro de costos institucionales y procurando la “aceptabilidad” de los beneficiarios, en razón de que el viejo, si no median otros riesgos, quiere vivir y morir en su casa.

A la fecha hemos instalado los cursos de formación de A .G.D. en once provincias y vamos camino de cerrar la décimo sexta promoción de egresados, ubicando dicha capacitación en el marco conceptual de un PROGRAMA DE ATENCION GERONTOLOGICA DOMICILIARIA, que todavía no ha sido aprobado

a excepción de los aspectos de capacitación de recursos humanos.

Dicho Programa prevé la cobertura de ancianos con distintos grados de discapacidad por medio de la contratación de sistemas calificados, organizados y acreditados a través del Instituto, evitando la actual discontinuidad de los servicios, e incrementando la calidad de atención a través de prestaciones asentadas en los postulados de eficacia, eficiencia, efectividad, equidad y universalidad de los servicios.

El Programa de A.G.D. ha surgido de las entrañas del Instituto, favorece la promoción laboral y al igual que otras iniciativas innovadoras en el quehacer gerontológico, se halla en estudio del actual Interventor, Alejandro Bramer Markovic, quien acredita una vasta experiencia en el manejo de empresas multinacionales, pero escasa en el gerenciamiento de instituciones de la salud y de la seguridad social.

Esta Autoridad nombrada por el Poder Ejecutivo, al igual que todos sus antecesores, debe comprender los desafíos que se presentan en el campo de la atención a la Tercera Edad.

Al respecto, el panorama epidemiológico relativo a este sector poblacional se caracteriza por una degradación progresiva del medio ambiente, con crecientes dificultades socio-económicas y en el modo de vida, por lo que no puede existir la sola prioridad de controlar teóricos niveles específicos de salud física.

Hemos asistido en los últimos días a la polémica en cuanto al mantenimiento de los llamados programas sociales en la órbita del Instituto de Jubilados, pero simplemente se ha discutido cual es el ente que va a “repartir” alimentos y/o subsidios, de un modo que termina siendo clientelar en tanto no haya plena supervisión y contralor de los propios beneficiarios.

La realidad de los ancianos es tan acuciante que exige una discusión democrática urgente y de mayor profundidad, un cambio de rumbo desde un delineamiento estratégico de servicios sociosanitarios que responda a las actuales necesidades, y sugiera respuestas para las demandas del futuro, saliendo de las actuales miradas coyunturales, que disocian o fragmentan, por distintos intereses, la situación de los ancianos.

Hoy en día se popularizan costosas tecnologías, que el Instituto “compra” destinadas a retrasar la muerte pero poco ha avanzado en prevenir o retrasar padecimientos crónicos tan frecuentes en la Tercera Edad. Ambos objetivos no son excluyentes sino complementarios : salvar vidas y proporcionar servicios para un número cada vez mayor de sujetos crónicamente enfermos o discapacitados.

La lucha por la defensa del PAMI, no “pasa” por defender a rajatable todo lo que está, exige la generación de modelos transparentes de atención integral que sirvan a los jubilados, y que cuenten con un fuerte tono vinculante e intersectorial.

La actual Intervención habla de “optimizar servicios”, del PAMI viejo y del “NUEVO”, pero hace gala del doble discurso cuando lo único que escucha son las recomendaciones de los organismos crediticios internacionales y permite el manejo de grupos políticos y económicos que no trabajan para los viejos sino que viven de ellos...

Te adjunto pequeño resumen de las líneas directrices del Programa de A.G.D. para una mayor orientación, y te pido disculpas por lo extenso de mi relato que no pretendió “chapear” historias sino “testimoniar luchas” de muchos profesionales y técnicos del OTRO PAMI.

Lo implícito en esta nota es un pedido de ayuda para empujar “soluciones” o la búsqueda de “viabilidad” para las mismas, pero no te sientas con ningún tipo de compromiso con lo escrito, si escapa a tus posibilidades.

De mi parte, se trata de la puesta en práctica de lo que vivo como un compromiso.-

Un fuerte y sentido abrazo.

Roberto Horacio Orden

Lanús, 1 de diciembre de 1996.-

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