lunes, 24 de agosto de 2009

El viejo, el psicólogo y el problema del desempleo

EL VIEJO, EL PSICÓLOGO Y EL PROBLEMA DEL DESEMPLEO

BASTA DE INTERPRETAR LA REALIDAD

INTENTEMOS CAMBIARLA...

Uno de los movimientos sociales que actualmente encarna un reclamo social de modo sostenido es el de los jubilados y paradojalmente representa al sector más violentado y postergado, en estas épocas de neoliberalismo salvaje...

¿ Qué cosas ocurren en este escenario social con nuestros viejos ? y ¿ qué nos sucede a los psicólogos en el seno de la Epidemia de Desempleo ?

El incremento de la esperanza de vida supone una auténtica revolución demográfica, vivida con particular intensidad en nuestro País con un incremento sostenido del grupo de los mayores de 60 años con respecto al total de la población.

Este proceso ocurre en el marco de una aguda crisis económica, con índices crecientes de desempleo y precarización laboral y dicha situación afecta sensiblemente la salud y en general las condiciones de vida de la población con un incremento en los porcentajes de los grupos de riesgo(1).

Los denominados VIEJOS FRAGILES (al decir de los autores sajones) se destacan notablemente por su creciente envergadura y por la falta de acciones efectivas encaradas en pos de la solución de sus problemáticas.

Este sector se vuelve particularmente VULNERABLE por la presencia masiva de enfermedades crónicas, la ausencia de prevención en otras edades, las limitaciones derivadas del proceso de envejecimiento, la falta de redes de apoyo eficaces (familiares y barriales) y el deterioro progresivo de los servicios institucionales dirigidos a ellos.

La a veces salida forzosa de los pacientes añosos, fuera de su entorno, configura una fuente importante de desorientación, trastornos, ansiedades, deterioros agregados y retrocesos funcionales que terminan agravando las patologías de base. Por esto resulta deseable, su permanencia en su entorno habitual, conservando las referencias al espacio familiar y conocido, siempre y cuando dicha instancia no represente ningún riesgo serio para los pacientes y/o sus familiares.

En el plano internacional existe una iniciativa, consistente en brindar servicios “no tradicionales”que reduzcan a su mínima expresión la hospitalización, la institucionalización y la re-internación de los ancianos, a través de la promoción y provisión de modelos y servicios de atención efectivos, personalizados y en los domicilios de los interesados.

La brusca tendencia seguida en nuestro País en torno a la concentración económica de los servicios de salud, la casi ausencia de controles adecuados, la privatización salvaje de sistemas solidarios, la escasa presencia de personal capacitado para la atención integral de los ancianos dependientes y semidependientes y la búsqueda de rentabilidad «a como de lugar» calumnian la posibilidad de desarrollar ACCIONES INTELIGENTES en el campo aludido.

Por otra parte nuestra inserción como psicólogos en el actual mercado laboral nos plantea una serie de problemáticas:

Ø Existe cada vez menos gente que tenga acceso a las distintas formas de psicoterapia, lo que denuncia un incremento de la necesidad social de tal auxilio.

Ø La falta de blanqueo impositivo y de colegiación por parte de numerosos colegas denuncia básicamente la presencia de dificultades económicas para afrontar dichos gastos.

Ø Se evidencia una seria dificultad para lograr “una imagen” que nos reinserte socialmente y que supere aquella perimida representación setentista que nos asimilaba con “agentes de cambio ”.

Ø Se hace un fuerte hincapié en la elaboración teórico-clínica y un empecinamiento en la búsqueda de inserciones laborales asistenciales, en desmedro de otras práctcas no exploradas, que pueden erigirse como nichos de mercado, y que suelen ser impugandas desde espacios pseudo-académicos como de “segunda ”con una supuesta falta de cientificidad.

Ø Por lo menos dos generaciones de psicólogos manifiestan un serio desconocimiento (alzheimierización técnica) del rico acontecer teórico-práctico clinico, grupal e intitucional desarrollado desde distintos centros en nuestro país, con antelación al Proceso Militar.

La mayoría de los psicólogos que hemos accedido al campo de la Gerontología, lo hemos logrado, a través de dispositivos de internación geriátrica, más en la búsqueda de horas rentadas que por una elección y/o identificación con el ámbito de tareas. Careciendo casi por completo de capacitación previa especializada. Siendo “utilizados” por los SRES. FEUDALES, dueños de los hogares, para realizar “actividades” surgidas de los requerimientos establecidos en las guías de evaluación (casi siempre del PAMI).

Así, los psicólogos sin capacitación y por el miedo a perder misérrimos haberes terminamos confundiéndonos con terapistas ocupacionales y recreólogos (sin peyorizar el accionar de dichos actores institucionales, que no es asimilable al nuestro).

El conjunto de las circunstancias aludidas en el Campo de La Tercera Edad, en el que los psicólogos, por lo general pasamos a ser “una víctima más”, dan cuenta de un contexto demográfico, sanitario, laboral y educativo que demanda además de las respuestas típicamente ASISTENCIALES (con una seria limitación en sus efectos) LA ASUNCION DE MEDIDAS FUERTEMENTE VINCULANTES, tomando a la capacitación como una de las herramientas destinadas a contrarrestar la fragmentación social creciente, la exclusión y el abandono forzado de muchos de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad.

Los profesionales y muy especialmente, los de salud mental, en honor a imperativos éticos antes que por razones de supervivencia corporativa, no podemos mantenernos pasivos ante tanta generación de inseguridad de inequidades y patologías.

Corresponde a esta altura reseñar, de un modo acotado, una experiencia institucional vivida en el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) por el autor del presente artículo.

A fines del año 1989 y principios de 1990 coincidieron una serie de acontecimientos en el seno de dicha Institución:

- Una instancia de renovación político-institucional (cambio de administración política en el País y del elenco de dirección del PAMI).

- La confluencia de un grupo de profesionales y técnicos con una fuerte experiencia en el campo de la Tercera Edad, en un Area orientada tradicionalmente a la internación geriátrica, la gerencia de Tercer Nivel de Atención.

- El consenso ideológico,teórico y metodológico básico sobre lo que “SE QUERÍA Y DEBÍA HACER”en el campo de las políticas alternativas a la institucionalización geriátrica.

- Una remota historia institucional que reconocía en su acervo original al PROGRAMA MÉDICO-SOCIAL DEL PAMI del año 1972, que contó oportunamente con el asesoramiento del Dr.. Mario Strejilevich, figura señera del campo de la Gerontología en nuestro País.

- La buena relación cultivada por algunos de nosotros con profesionales y técnicos de la M.C.B.A. abocados con cierta antelación, a la búsqueda e implementación de nuevas prestaciones gerontológicas(2).

Así sucedió que me cupo coordinar el Equipo de Investigación y Planificación del Departamento de Normas y Programas de la citada Gerencia y tras un período de investigación diseñamos un PROGRAMA DE TERCER NIVEL INTEGRAL DE ATENCION para ancianos con distintos grados de dependencia, compuesto a su vez, por 5 (cinco) proyectos alternativos a la institucionalización clásica: Centro de Día, Auxiliares Gerontológicos Domiciliarios, Alimentos sobre ruedas, Hogar para emergencias sociales y Hogar de Rehabilitación.

La filosofía del citado Programa además de relegar la internación como último recurso, tras agotar un “set” de prestaciones y servicios previos, auspiciaba la ADECUACION de los servicios a las necesidades y demandas de los pacientes (3 ).

Los sucesivos cambios acaecidos en la esfera institucional y quizás, alguna resistencia manifestada por los dueños de hogares geriátricos (que podían suponer que el Programa atentaba contra sus intereses) determinaron la desimplementación del área de trabajo dedicada a la planificación de prestaciones alternativas.

Los profesionales fuimos desplazados hacia otros sectores operativos y de planificación institucional del PAMI.

A principios del año 1993, se registró un importante ingreso de fondos al I.N.S.S.J.P. producto del incremento de la recaudación previsional, mientras se desempeñaba en la Presidencia del PAMI la Dra. Matilde Menendez.

En ese período institucional además del consabido tema de los “retornos” filmados y protagonizados por directivos de la Federación Argentina de Cámaras y Asociaciones Psiquiátricas (F.A.C.A.P.), desde distintas áreas del PAMI se desarrollaron programas de extensión de los servicios institucionales, los que en muchos casos no contaron con la coordinación mínima y necesaria para garantizar su cobertura útil.

En esa época surge el interés institucional (y político) ,no siempre confestado, por justificar y “gastar” los nuevos recursos económicos.

En dicho contexto, desde la Gerencia de Prestaciones Sociales, se desempolvó el proyecto dormido de Auxiliares Gerontológicos Domiciliarios (A.G.D.) se le otorgó status de programa y se convocó a algunos de los profesionales que lo habían pergeñado.

En función de la necesidad de que algún ente educativo especializado avalara la futura capacitación, se firmó en junio de 1993 un convenio entre la Subsecretaría de Formación Profesional del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el I.N.S.S.J.P. (convenio Nº 25 Resolución Nº 86 M.T.S.S.).

Por imperio de dicho convenio se otorgó validez nacional y oficial a los títulos de A.G.D. (contando los mismos con número de registro en el M.T.S.S.) y se acreditó a un grupo de profesionales del PAMI como INSTRUCTORES PROFESIONALES, previa aprobación de un curso que incluyó prácticas docentes supervisadas, con metodología de CLASE ACTIVA.

Al poco tiempo de mi retorno al área y en función de mis antecedentes institucionales, pasé a desempeñarme en la coordinación general del Programa de Atención Gerontológica Domiciliaria.

En tal accionar conté con el formidable aporte de la coordinación pedagógica que fogoneó insumos, métodos y esfuerzos, para llevar a buen puerto las tareas de capacitación emprendidas.

En función de los campos problemáticos representados por las distintas situaciones atravesadas por los ancianos dependientes y semidependientes definimos de un modo consensuado los contenidos temáticos y establecimos la secuencia de los módulos: aspectos sociales, jurídicos y previsionales, salud física, salud mental, rehabilitación y enfermería con el agregado de clases especiales (talleres) sobre calidad de vida, sexualidad , muerte y normas éticas en el desempeño del rol.

Dejamos establecidos los requisitos de ingreso, criterios de evaluación y selección de aspirantes, estrategias de convocatoria zonal, perfil de egreso, duración, frecuencia y horas cátedra del curso de A.G.D., la metodología de las clases, de los trabajos prácticos y los sistemas de evaluación y promoción.

El curso aprobado e inscripto en el M.T.S.S. incluyó 12 semanas de clases (con concurrencia diaria) , y durante las tres últimas semanas, de un modo intensivo los alumnos realizaban prácticas en los domicilios de los afiliados, supervisadas por personal de enfermería de las unidades operativas del PAMI y con reuniones periódicas para la revisión de problemáticas, obstáculos y la explicitación de ansiedades emergentes ante la peculiaridad de las tareas desarrolladas.

Durante un período cercano a los tres años y medio dictamos 16 cursos en un total de trece provincias, con un costo muy bajo, dado que se utilizaron los recursos institucionales disponibles y sin recurrir al “auxilio” de ningún crédito externo ni a criterios e imposiciones ligados al otorgamiento de los mismos.

Los procesos de capacitación aludidos fueron demandando progresiva y lógicamente la articulación con el campo laboral y de ejercicio posterior de desempeño de los alumnos.Por esta constatación surgió en el Equipo de Coordinación del Programa la iniciativa de desarrollar acciones tendientes a detectar mecanismos de ligazón entre estudio y trabajo para los A.G.D. egresados y/o próximos a hacerlo.

A esa altura ya sabíamos que estos trabajadores de servicios, AISLADOS Y DESORGANIZADOS eran fácilmente cooptados y absorbidos por los dueños de los geriátricos.

Estos últimos se hacían de recursos humanos calificados que se desempeñaban de un modo eficaz y a quienes les pagaban los mismos haberes que al personal no capacitado.

Dicho accionar, a pesar de los beneficios agregados para la población institucionalizada, no coincidía con la INTENCION ESTRATEGICA DEL PROGRAMA, dado que buscábamos EVITAR Y/O POSTERGAR todo lo que fuera posible la internación geriátrica.

En este contexto y sin que mediara convenio ni vinculación oficial previa articulamos acciones con el I.N.A.C. (Instituto nacional de Acción Cooperativa) que con posterioridad

pasó a depender del I.N.A.C.Y.M. (Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutual).

Los principales referentes pedagógicos de estas Dependencias brindaron capacitación a los docentes y más tarde a los alumnos de los cursos de A..G.D. sobre los fundamentos, dificultades y beneficios de las empresas sociales, con particularidad de las cooperativas.

A partir de año 1994 incluimos un módulo de cooperativismo que luego fue desagregándose en los distintos momentos de la capacitación de los alumnos.

Distintos beneficios se podían obtener en el caso de que los egresados decidieran conformar este tipo de asociaciones:

1) Para los pacientes, porque aseguraban accesibilidad, continuidad y regularidad en los servicios, con rapidez, efectividad y calidad prestacional

2) Para los trabajadores, porque los integraba en una organización abierta y solidaria, evitando el cuentapropismo y la explotación laboral en negro. Reduciendo costos, brindando blanqueo previsional, cobertura colectiva de seguros, desgravación impositiva y la facilitación de procesos ordenados de acreditación y auditoría por parte de los entes finaciadores de los servicios, además de la capacitación periódica de sus integrantes.

Durante el período en que se efectuó la capacitación, se formaron tres (3) cooperativas de trabajo en servicios de salud en ámbitos metropolitanos, las que comenzaron a “moverse” para lograr contratos con Obras Sociales.

Nuestros cursos fueron los primeros en el plano nacional que se ocuparon de promover la ORGANIZACIÓN SISTEMATICA de los trabajadores en empresas de servicios.

Este cambio cualitativo encarado con los alumnos y egresados no hubiera prosperado en el caso de no haber mediado, un nivel “paralelo” de organización por parte de los integrantes del equipo interdisciplinario docente, compuesto por: enfermeros, médicos geriatras, psicólogos, psiquíatras, trabajadores sociales, pedagogos, fisiatras, kinesiólogos y abogados.

La mística que cohesionó al staff docente en torno a una ideología no internista, fue transmitida y recreada por los alumnos.

Durante el año 1996 el PAMI fue objeto de fuertes tironeos políticos y económicos por el destino y apropiación de sus fondos y consonando con los aires de globalización fue madurando la idea de la privatización de sus servicios a través de sistemas gerenciados por grandes administradoras.

A principios del año 1997 y tras la llegada de un crédito financiado por un organismo internacional, se impuso como parte de las condiciones de su otorgamiento, la capacitación de distintos tramos del personal de planta permanente del PAMI.

Una cantidad de agentes del instituto debía ser capacitado como A.G.D., sin tomar en cuenta perfiles mínimos para el ejercicio de las tareas (edad, estado de salud, motivación personal, conocimientos previos, función, etc.).

El objetivo de este escrito no consiste en analizar los alcances, cometidos e implicancias de este último proceso (lo cual puede quedar para otros trabajos), sino que busca aportar ideas, sobre experiencias históricas, en torno al lugar que le cabe a los profesionales y en particular a a quienes transitamos el campo de la Salud Mental, ante el problema estructural del desempleo y su articulación con la temática de la Tercera Edad.

Me encuentro propenso a sugerir a los colegas del sector, que superemos en conjunto aquellas arbitrarias barreras que nos encierran dentro de los dispositivos clásicos de acción, coartando nuestras posibilidades instituyentes de cambio y creación, tan necesarias en estos momentos.

Con todo lo escrito intento llamar la atención para que ponderemos:

a) La flexibilidad en nuestros marcos teórico-prácticos, acorde a los requerimientos surgidos desde distintos sectores poblacionales.

b) El ejercicio de la capacitación en términos del desarrollo de “estrategias inteligentes” para la búsqueda de relaciones sociales más equitativas y solidarias.

c) Una actitud organizativa y organizadora de respuestas hacia grupos sociales fragmentados y en muchos casos excluidos de los beneficios de la globalización económica.

d) La participación en tareas de diseño, conformación, acreditación y auditoría de nuevos servicios de salud.

e) La ETICA en el decurso de los distintos momentos de nuestro accionar profesional, re-preguntándonos el “PARA QUE” de lo que hacemos...

Hoy en día, los modernos tratados dedicados al capítulo de las políticas sociales, reconocen el fracaso de las simples acciones focales, que fueron tradicionalmente recomendadas por los organismos crediticios internacionales.

La mejor lucha contra la FRAGMENTACION SOCIAL CRECIENTE debe complementar las acciones asistenciales inmediatas (alimentación, salud, vivienda, etc.) con otras que conlleven la CAPACITACION Y ORGANIZACIÓN de los distintos grupos sociales en torno a los graves problemas que transvesalizan toda la sociedad, sin discriminaciones ni exclusiones de ningún tipo.

Ante tantas problemáticas que también son desafíos, entiendo que los psicólogos TENEMOS ALGO PARA DECIR ...

Mar del Plata, 7/2/99



1 En las vigentes circunstancias de inseguridad de todo orden, convendría re-preguntarse sobre la utilidad del concepto de “riesgo”.

2 Dres..Eugenio Semino y Miguel Hadid, Licenciadas María Elena Pavía y Susana Aguas

3 Sigmund Freud “habremos de buscar la expresión más sencilla y comprensible de nuestra teorías...” Caminos de la Terapia Psicoanalítica (1918).

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